Mexoneo, cambio de mando, terremoto y una conversacion amigable

Los caminos de la vida son realmente asombrosos, me desperté esta mañana pensando en que iba pasar en el estúpido mechoneo, una de las peores seudo tradiciones que existen en nuestro precario escalafón cultural, una mezcla rara entre morfo, sadomasoquismo y masoquismo, los cuales parecieran excitar por encima de cualquier asco a quienes participan de este rito.
La otra idea que recorría mi mente era el duelo en el que algunos nos sentimos desde el mediodía de hoy, la sola idea de pensar en el maldito cambio de mando me producían escalofríos, casi iguales a los que siento mientras escribo esto.
Pero en fin, me levante con esto rondándome, como una piedrita en el zapato pero que mas daba, era solo otro día, la vida sigue. Desayune relajado y me dirigí a la universidad, donde por alguna extraña razón me volví a sentir fuera de lugar, la simple idea de suspender una clase para mechonear me causo un cierto grado de repulsión, tal vez sea causa de mi edad, lo que explica que los únicos que también pensaron en quedarse fueron mis amigos Emilio y Alexis.
Debo reconocer que una parte de mi igual disfruto de mechoneo, y aunque un pequeño problema con un idiota me dejo irritado y con ganas de medio matarlo, me refugie en el escándalo para olvidar tanto este problema como el estúpido cambio de mando. Y aunque creo que esto me sirvió, no logre olvidar por completo lo sucedido, por lo que tendré que esperar para arreglar todas las cuentas de este día...
Pero cuando ya creí que este sería un simple día más, la tranquilidad mental fue nuevamente interrumpida, por dos replicas con carácter de terremoto, un nuevo castigo que causo un total caos en mi ciudad, en la gente y en el país.
Y cuando ya creía que el pánico reinaría a lo largo de todo el día y ya me dirigía a la casa, hubo un rayo de luz, hubo algo que me devolvió la esperanza, porque mientras el transito era cada vez más lento y el aire se hacía respirable, por un momento me di cuenta que todos en la micro teníamos una conversación amigable, la que tal vez duraría solo el trayecto hacia nuestras casas pero tal vez por alguna extraña razón recordaríamos de sobremanera, porque lo crean o no, por el tiempo de un trayecto, un grupo completo de desconocidos y uno que otro conocido fuimos uno...